Descifrando la Guerra @descifraguerra

18 de junio de 2021

PSOE Melilla @psoemelilla:

Las opiniones personales vertidas por María Antonia Trujillo sobre Melilla y Ceuta no representan a nadie en el PSOE y además, son falsas e inaceptables. Para los socialistas, la españolidad de las ciudades autónomas es incuestionable

La exministra María Antonia Trujillo (PSOE) asegura en un foro en la ciudad marroquí de Tetuán que Ceuta y Melilla «suponen una afrenta a la integridad territorial de Marruecos» y «son vestigios del pasado que interfieren» en las relaciones de este país con España.

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Las disputas que mantiene España con Marruecos en la costa norteafricana

Por Pablo del Amo

 18 junio, 2021

El pasado 18 de mayo se desencadenaba una crisis política y diplomática entre España y Marruecos, después de que miles de migrantes cruzaran la frontera hacia Ceuta, con el consentimiento de las autoridades marroquíes. Este es un nuevo episodio de crisis que ha experimentado las siempre complejas relaciones bilaterales entre Rabat y Madrid, aún más sensible debido a la importancia comercial, política y diplomática de ambos socios. En este artículo se analizarán las distintas disputas que mantiene España Marruecos en la costa norteafricana.

¿Estrategias de “zona gris”?

Desde hace varios años analistas españoles están analizando si Marruecos está aplicando lo que se conoce como estrategia de “zona gris” contra España, y especialmente contra las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Una estrategia de “zona gris” se da en un marco de guerra híbrida, es decir, guerra no convencional, más precisamente, como explica Jesús Manuel Pérez de Triana se trata de “un desafío asimétrico en el que un país que pretende alterar el statu quo, opera agresivamente por debajo del umbral de la guerra con medidas gradualistas y ambiguas”. Este tipo de estrategias se utilizan cuando se quieren lograr objetivos geopolíticos, o prerrogativas varias sin llegar a entablar una guerra abierta. Quien realiza este tipo de acciones no quiere traspasar los límites de un casus belli, por lo cual, el objetivo que persigue es más bien el de la desestabilización del contrario.

El analista Javier Jordán pone como ejemplo la Marcha Verde de 1975 como muestra de desestabilización en una estrategia de “zona gris”. La crisis se enmarcó en la voluntad de Marruecos de ocupar el territorio del Sáhara Occidental, provincia colonial española. Para ello, el rey marroquí de entonces, Hasán II, instó a cientos de miles de marroquíes a realizar una “marcha pacífica” con el fin de acabar con la presencia española. España que atravesaba un momento delicado internamente, el dictador Francisco Franco estaba en su lecho de muerte, decide retirarse del territorio interrumpiendo el proceso de descolonización así como la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sáhara.

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Otro de los ejemplos de estrategias de “zona gris” podría ser la crisis de 2002 por el islote de Perejil, cuando un grupo de gendarmes de Marruecos ocuparon la isla erigiendo la bandera marroquí. Pocas horas después, guardias civiles provenientes de Ceuta desembarcarían en el islote para exigir el desalojo del mismo, a lo que las fuerzas marroquíes se negaron. La importancia de la crisis, radica en la acción unilateral marroquí sobre un territorio en soberanía disputada. El islote de Perejil se encuentra a escasa distancia de la costa marroquí, y a diez kilómetros de la ciudad de Ceuta en el Estrecho de Gibraltar. Como se ha dicho, al ser Perejil reclamada por ambos países, se había llegado a un acuerdo para que permaneciera deshabitada para evitar un conflicto mayor. La ocupación de Rabat del islote, por tanto, suponía de facto el quiebre del statu quo en el marco del respeto de la delimitación de las fronteras entre Marruecos y España.

El Gobierno español respondería en los días siguientes, tras la negativa de Marruecos de abandonar el islote. Madrid entonces pondría en marcha una operación militar para desalojar a las fuerzas marroquíes de Perejil. Tras una breve ocupación española, finalmente, los gobiernos de España y Marruecos llegaron a un acuerdo para volver al statu quo anterior a la crisis. La cuestión de la crisis de Perejil de 2002 es saber interpretar las aspiraciones de Rabat, el islote de Perejil carece de una importancia estratégica, lo que hace pensar que Marruecos quería probar la determinación española a la hora de defender su territorio. Es lo que parece que interpretó España, ya que esos días dio una demostración de fuerza con el despliegue militar que puso en marcha, dentro de una estrategia de disuasión.

Si nos ceñimos a la actualidad, Marruecos busca influir sobre la posición española a través de diversos métodos de presión, que efectivamente se podrían enmarcar dentro de las estrategias de “zona gris”. Los mecanismos indirectos que usa Rabat para conseguir prerrogativas de España pasan sobre todo por el control del flujo de migrantes, aunque también utiliza los acuerdos pesqueros con la Unión Europea, la cooperación terrorista y el control del tráfico de drogas.

Ceuta y Melilla, foco de tensión con Marruecos

Entre Marruecos y España existe un conflicto latente debido a la reivindicación de Rabat de la soberanía de las ciudades autonómas de Ceuta y Melilla. Desde que Marruecos se independizara en 1957 ha reclamado en continuas ocasiones los territorios españoles en el norte de África, no solo Ceuta y Melilla, sino las islas de Peñón de Vélez de la Gomera, el Peñón de Alhucemas y Chafarinas. De hecho, el pasado mes de diciembre, el Primer Ministro marroquí, Saadeddine Othmani, afirmó en una entrevista que después de “culminar la cuestión del Sáhara Occidental”, Ceuta y Melilla serían puntos “en los que inevitablemente habrá que abrir el debate”. Respecto a las ciudades autónomas Marruecos argumenta que se tratan de colonias que deberían de tener un proceso de descolonización, sin embargo esto último no es respaldado por Naciones Unidas. Rabat además no reconoce la soberanía española en las aguas territoriales de Ceuta, Melilla y la de los peñones antes mencionados, lo que evidentemente tiene consecuencia en la delimitación del espacio marítimo entre España y Marruecos.

Ceuta y Melilla son lugares que pertenecen a la Monarquía Hispánica desde el siglo XVI. Ambos territorios gozarían de un estatus diferente del protectorado de español en el norte de África a principios del XX. Actualmente, los ciudadanos de Ceuta y Melilla gozan de los mismos derechos constitucionales que el resto de españoles, por tanto, la teoría colonial marroquí no se sustenta. Tampoco la reclamación histórica de la “marroquinidad” de las ciudades autónomas goza de demasiado sentido, ya que en el momento en que Ceuta y Melilla pasan a ser soberanía española, Marruecos no existía como tal.

Debido a esta reclamación de la soberanía marroquí en Ceuta y Melilla, desde hace años Marruecos ha llevado a cabo acciones que se pueden encuadrar dentro de la estrategia de “zona gris”. El analista Javier Jordán pone en valor varios ejemplos que merecen mención; En 2007, el gobierno marroquí llamó a consultas a su embajador en Madrid en protesta por la visita de los Reyes de España a las ciudades autónomas. A pesar de ser territorio español, cualquier visita oficial del Presidente o del Jefe de Estado es vista como un “insulto” por Rabat, de hecho, los actuales Reyes (en el trono desde 2014) aún no han visitado Ceuta y Melilla. En 2010, España detectó pasaportes de marroquíes nacidos en Ceuta y Melilla, que atribuían la soberanía de las ciudades autónomas a Marruecos, Madrid pidió explicaciones a Rabat e instó a las autoridades marroquíes a que retirarán estos pasaportes. En 2019, el gobierno de Marruecos impidió a sus diplomáticos entrar en Ceuta y Melilla, para disuadirles de viajar a la Península.

En 2018, Marruecos cerraría unilateralmente la frontera comercial con Melilla, siendo la acción más contundente de las anteriormente comentadas. Esta acción ha supuesto un duro golpe para la economía de la ciudad española, porque, cabe recordar que el principal socio comercial con Marruecos es España, y la frontera con Melilla es uno de los principales puntos del flujo de mercancías entre ambos países. En un paso más, Marruecos prohibiría en 2020 el paso de compras personales en la frontera con Ceuta, además de ralentizar del paso por el endurecimiento de la lucha contra el contrabando. En febrero de 2020, las autoridades marroquíes, “sin explicación”, vetaron la entrada del pescado fresco proveniente de Ceuta, lo que ha agudizado aún más el aislamiento de la ciudad provocado por las políticas de Marruecos. Todas estas acciones marroquíes tienen por objetivo asfixiar económicamente a Ceuta y Melilla, aunque sea a costa de la propia población de Marruecos de los alrededores, dependiente del comercio con el territorio español.

Sin embargo, la principal política de Marruecos para presionar a España sigue siendo la inmigración. Como ya pasa con Turquía, la Unión Europea proporciona fondos a Rabat para que se haga cargo de sus fronteras exteriores y de esta manera pueda controlar los flujos migratorios, al igual que Ankara, Marruecos ha utilizado la inmigración cuando ha querido obtener alguna prerrogativa de España o de la Unión Europea. Desde 2010 la cantidad de inmigrantes que cruzan a Ceuta y Melilla ha aumentado considerablemente, y esto es mayormente debido a la ocasional “laxitud” de las autoridades marroquíes. Marruecos es consciente de la situación de las ciudades autónomas respecto a España, es decir, son lugares con poca influencia en el debate público por su lejanía y su escaso peso demográfico. La mayoría de noticias que nos llegan sobre Ceuta y Melilla hablan sobre pobreza, delincuencia y cuestiones de inmigración. Todo esto hace que estas ciudades se asocien a una imagen negativa para España, como un “problema”, lo cual beneficia a las aspiraciones marroquíes.

En cualquier caso, parece ser que el Gobierno español es consciente de las acciones que toma Marruecos hacia Ceuta y Melilla, ya que a finales de mayo, el jefe de gabinete del Presidente Pedro Sánchez, Iván Redondo, anunció un plan global para las ciudades autónomas dentro de la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional. El propio Redondo definió la crisis de mayo con Marruecos como “una herramienta más de las utilizadas en el marco de las estrategias híbridas”.

Crisis de mayo Marruecos-España

La última crisis importante entre Marruecos y España tendría lugar el pasado 18 de mayo, cuando miles de marroquíes cruzaron la frontera dirección a Ceuta, abrumando a las autoridades españolas fronterizas desplegadas. La cifra de migrantes que cruzaría la frontera ascendería a 10.000, representando casi el 10% de la población de la misma Ceuta. Para intentar manejar la situación, España enviaría de refuerzo a la frontera al ejército, además de 200 agentes de la Guardia Civil y Policía Nacional. El Presidente español, Pedro Sánchez, junto con su Ministro de Interior, anunciaría momentos después su visita a Ceuta con el fin de monitorizar la situación mejor.

¿Pero por qué esta crisis? Parece ser que el desencadenante fue la hospitalización en Logroño del Secretario General del Frente Polisario, Brahim Gali, para ser tratado del COVID-19. El ingreso de Gali en España se intentaría hacer con discreción, pero la información se filtraría, provocando en Marruecos un profundo enfado. El Frente Polisario saharaui está enfrentado a Marruecos por la soberanía del Sáhara Occidental, de 1976 a 1991 hubo una guerra entre ambos contendientes que acabaría en un alto el fuego facilitado por la ONU. El fin del conflicto supondría la obligación de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sáhara, consulta que nunca se llegó a realizar debido a la negativa de Marruecos, con la connivencia de Francia y Estados Unidos, aliados de Rabat. España, como potencia administradora de iure, según el derecho internacional, debería ser el garante de dicho referéndum, pero en la práctica ha mirado hacia otro lado en la cuestión del Sáhara. El conflicto saharaui tomaría un nuevo cariz con el fin del alto el fuego vigente desde 1991 y la proclamación del Estado de guerra por el Frente Polisario en noviembre.

Para ver más; El Sáhara: perspectivas de futuro tras cuatro décadas de conflictola Brecha del Gurguerat, detonante de un conflicto condenado a la guerra.

Retomando el hilo, la crisis de mayo se agudizaría tras las declaraciones de la embajadora marroquí en España asegurando que había actos que tenían “consecuencias”, en referencia a la hospitalización de Gali. Esto daría lugar a que el Ministerio de Exteriores español convocase a la embajadora marroquí y a que finalmente Rabat decidiese retirar a su embajadora de Madrid. El Secretario General del Polisario, finalmente volvería a Argelia a principios de junio tras terminar su hospitalización en Logroño, Marruecos, a pesar de sus amenazas, ha mantenido cierto silencio al respecto.

Aunque la principal explicación sobre la crisis desatada por Marruecos haya sido la hospitalización de Gali, lo cierto es que esta estrategia de presión está encuadrada en el intento de Rabat porque se reconozca al Sáhara Occidental como parte de Marruecos. Hay que recordar que en diciembre de 2020, el entonces Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró la soberanía marroquí sobre el Sáhara, a cambio de que Rabat entablara acciones diplomáticas con Israel. Desde ese momento la monarquía alauita ha intentado que los países europeos, entre ellos España, reconozcan la “marroquinidad” del Sáhara. Sin embargo, los países europeos no han cambiado su postura de apoyar la resolución de las Naciones Unidas por la cual debe de celebrarse un referéndum de autodeterminación, algo que no ha gustado a Marruecos. De hecho, horas antes de que comenzase la llegada masiva de migrantes a Ceuta, M. Al-Dakhisi, director de la policía judicial marroquí, informó que Marruecos suspendía toda cooperación en materia de seguridad con España y Alemania por las «posiciones hostiles» de ambos respecto al Sáhara. Se puede leer también la llegada de pateras a las costas de Canarias el pasado noviembre, como una forma de presión de Marruecos a España, ya que en esas mismas fechas se reanudaría el conflicto en el Sáhara.

Para ver más; La batalla diplomática por el Sáhara Occidental en Europa: Marruecos pierde posiciones

Otras opciones que no se deberían descartar respecto a los motivos de Marruecos para provocar la crisis de mayo sería quizás para desviar la atención de la situación interna del país. Es decir, económicamente Marruecos ha sido duramente golpeado por el coronavirus, debido a que el turismo es una parte esencial de su PIB, recientemente además, se han producido manifestaciones de profesores en el país exigiendo una mejora del salario, además de las continuas protestas en el Rif. Por otra parte, también hay que destacar que la normalización de relaciones de Rabat con Israel no fue muy bien recibida entre su población, la sociedad marroquí siempre ha mostrado su apoyo a la causa palestina.

El rearme de Marruecos

Un factor que hay que tener en cuenta, es el progresivo rearme y modernización de las Fuerzas Armadas que lleva realizando Marruecos desde hace años. Rabat quiere convertirse en una potencia militar en el Magreb, y para ello ha llevado a cabo numerosas compras de material y equipamiento militar, que se han traducido en 25 cazas F-16, 36 helicópteros Apache y más de 200 carros de combate M1 Abrams, además también Rabat quiere adquirir sistemas de defensa aérea Patriot, misiles aire-aire AMRAAM y cuatro drones MQ-9 Reaper. Esto ha supuesto una considerable factura de miles de millones de dólares, que supuso en 2019 un aumento del presupuesto de defensa de un 29%. A este fuerte gasto militar marroquí se le debe de sumar la reintroducción del servicio militar obligatorio para hombres y mujeres.

Este rearme y modernización de Marruecos viene avalado por Estados Unidos, Rabat es el principal aliado geoestratégico de Washington en el Norte África, alianza que se remonta hasta el siglo XVIII. Tras su decisión de establecer relaciones diplomáticas con Israel, Marruecos ha vuelto a revalorizarse en Washington, incluso a pesar de que la contrapartida haya sido reconocer al Sáhara Occidental como marroquí, violando el dictamen de la ONU. En cualquier caso, la Administración Biden ha comunicado que no piensa dar marcha atrás en la decisión sobre el Sáhara. Otro de los países que ha ayudado a Marruecos en su rearme es Arabia Saudí, en 2016, Riad concedió una ayuda de 22.000 millones de dólares a Rabat con el objetivo de  “crear una nueva potencia armamentística tutelada”.

¿Esto debería preocupar en España? Es cierto que mientras Marruecos está aumentando su capacidad militar, España ha sufrido una evolución negativa, en gran parte debido al recorte en el presupuesto en Defensa tras la crisis económica de 2008. Si bien Marruecos está más cerca militarmente de España que hace dos décadas, lo cierto es que España sigue siendo superior, sobre todo en lo referente a las capacidades marítimas (la monarquía alauita no dispone ni de submarinos ni de portaaviones). Por otra parte, España sigue gastando más en defensa que Marruecos, duplica su presupuesto, aunque el porcentaje del PIB que dedica a ese aspecto no llegue al 2%. En cualquier caso, Madrid debería estar atento a esta cuestión, pues aunque una guerra abierta entre ambos países sea algo muy remoto, el salto armamentístico de Marruecos supone que sea más fuerte a la hora de negociar, al contar España con menos poder de disuasión. Otro elemento a tener en cuenta es que este gasto marroquí tiene como objetivo equiparse en potencia militar a Argelia, su principal rival en la región.

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